NOTICIA: Accidente aéreo en Amsterdam
El Boeing 737-800 de Turkish Airlines, que salió de Estambul y llevaba a 135 pasajeros, se estrelló justo antes de aterrizar en Amsterdam. Nueve personas murieron y más de 80 resultaron heridas. Según se desprende de las grabaciones de las conversaciones en la cabina, recogidas este jueves por el canal holandés 'NOS', los pilotos no vieron llegar el desastre. "En las comunicaciones con la torre de control durante la última curva, a unos 15 kilómetros de la pista de aterrizaje, no hay ninguna indicación o comentario sobre ningún problema", declaró el piloto profesional Ronald de Ree. Los pilotos tampoco indican ningún problema en los dos contactos siguientes, a unos 10 kilómetros, aunque estos parecen "un poco cortos y fugaces", desde el avión turco, según De Ree.
Aunque será necesaria una investigación oficial -que comenzó ayer mismo- para saber las causas del accidente de la aeronave durante su llegada al aeropuerto holandés de Schiphol (uno de los más importantes de Europa), las primeras versiones indican que el percance ocurrió cuando ambos motores se apagaron en pleno aterrizaje. De hecho, algunos medios holandeses sugieren que el avión se quedó sin combustible, por lo que se apagaron los motores, y apoyan esta teoría en el hecho de que había perdido mucha velocidad y de que no se incendiara después del golpe. El avión se partió en tres pedazos como consecuencia de la violencia del impacto en un campo agrícola en las inmediaciones del aeropuerto de la ciudad pero, sorpresivamente, no se incendió. Iban 135 personas a bordo: 128 pasajeros y 7 tripulantes.
Entre los heridos había anoche seis personas en estado crítico y una veintena con lesiones descritas por los médicos como "graves". Un portavoz del Ministerio Fiscal confirmó en rueda de prensa que los cuerpos sin vida de seis pasajeros fueron retirados de inmediato, pero que solo hasta caída la tarde fueron extraídos los de tres miembros de la tripulación que permanecieron en la nave, según explicó, "en beneficio de la investigación". Los investigadores recuperaron de inmediato las cajas negras del aparato, según indicó Pieter van Vollenhoven, presidente del Consejo de Investigaciones sobre Seguridad.
Cayó de cabeza. Una persona que vio el accidente desde su carro explicó que los pasajeros salieron por la parte central del aparato y empezaron a llamar por celular, aparentemente para informar a sus familiares. Varios testigos explicaron que el morro del aparato perdió altura repentinamente y que se precipitó hacia el suelo. Otro testigo presencial explicó que el avión "parecía que planeaba en el aire y luego se cayó de cabeza". El aeropuerto internacional de Schiphol permaneció cerrado durante un tiempo tras el siniestro. El tráfico aéreo se reanudó horas después, aunque de forma limitada.
Unas 60 personas pudieron abandonar el avión por sus propios medios, mientras que algunos heridos tuvieron que ser transportados en un tractor debido a que algunas ambulancias tenían problemas para desplazarse por el terreno agrícola. Un sobreviviente del siniestro explicó a la radio holandesa que "todo ocurrió muy rápido, en diez segundos", y sin que diera tiempo a la tripulación a dar aviso alguno sobre la existencia de problemas. Otro más dijo: "Íbamos descendiendo, cuando notamos como una turbulencia fuerte y luego la cola debió tocar el suelo (...) Había heridos y gente en peor estado".
Turkish Airlines llevó gratuitamente a Holanda a un grupo de familiares de las víctimas del accidente y las autoridades holandesas anunciaron que no les exigirán visado para entrar en el país. Según el ministro de Transporte de Turquía, Binali Yildirim, el avión, que había comenzado a funcionar en el 2002, había sido sometido a pruebas técnicas el 22 de diciembre de 2008.
Holanda vivió su peor accidente aéreo en octubre de 1992 cuando un Boeing 747 de carga de la compañía israelí El-Al se estrelló poco después de despegar de Schipol, en las cercanías de Amsterdam, contra dos edificios de Bijlmermeer, un barrio periférico de la capital holandesa. En ese accidente murieron, además de los cuatro ocupantes del avión, otras 90 personas -en su mayoría, inmigrantes- que habitaban en los bloques de viviendas siniestrados.