Aterriza en Barajas el primer vuelo transoceánico operado con biocombustibles
Reducir las emisiones de CO2 en la aviación comercial es un reto que se vislumbra como factible. Ayer al mediodía tomó tierra en el aeropuerto de Madrid/Barajas el primer vuelo transoceánico comercial operado con biocombustibles. El avión, un Boeing 777 de la compañía Aeroméxico y procedente de Ciudad de México, utilizó como carburante un combustible compuesto por una mezcla de turbosina derivada del petróleo, así como de hidrocarburos obtenidos de la planta oleaginosa Jatropha Curcas. El vuelo duró 11 horas y se realizó sin incidentes.
Este vuelo comercial se enmarca dentro del acuerdo específico de colaboración entre España y México firmado el pasado mes de noviembre para colaborar en el desarrollo de biocombustibles y su uso en aviación. "Nos encontramos ante un hito a nivel mundial y un gran paso para conseguir reducir las emisiones de CO2 de la aviación internacional, a la vez que nos ayuda a diversificar las fuentes de energía", afirmó Eugenia Lloréns, presidenta de Servicios y Estudios para la Navegación Aérea y la Seguridad Aeronáutica (SENASA),
Este organismo, junto con la Agencia Estatal de Seguridad Aérea española (AESA), son las entidades dependientes del Ministerio de Fomento que trabajan de forma conjunta en nuestro país en el desarrollo de los biocombustibles de aviación. Este primer vuelo ha contado también con la supervisión de las autoridades aeronáuticas de México, Estados Unidos y España y el fabricante de los motores General Electric y del avión Boeing.
"Es necesario que apostemos por iniciativas innovadoras y sostenibles que diversifiquen las fuentes de energía de aplicación en la aviación", insistió Lloréns. Este campo es un sector innovador con un prometedor futuro. Los biocombustibles de aviación ofrecen una oportunidad para frenar el aumento de las emisiones de carbono, teniendo como objetivo ser una fuente limpia de energía disponible a nivel mundial y así responder al compromiso adquirido por el sector aéreo de alcanzar un crecimiento neutro en carbono en el año 2020.
AESA y SENASA, en colaboración con los Ministerios de Medio Ambiente y medio Rural y Marino (MARM) e Industria a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), están promoviendo el desarrollo de una cadena completa de producción de biocombustibles para la aviación en España, que garanticen el uso sostenible de los recursos desde la producción hasta el consumo en la aviación comercial.
Fotografía izquierda. Jatropha Curcas, planta utilizada en la obtención del biocombustible. |